miércoles, 15 de julio de 2009

POLICARPA SALAVARRIETA

Hija de Joaquín Salavarrieta y Mariana Ríos, tuvo cinco hermanos, ya que uno murió en el embarazo. No hay claridad sobre su nombre completo y preciso, como tampoco sobre la fecha y el lugar de su nacimiento. Con relación a su nombre, existen varias fuentes: su padre la llamó Polonia al otorgar el poder de testar, y con ese mismo nombre la hizo figurar el presbítero Salvador Contreras al formalizar el testamento, el 13 de diciembre de 1802; sin embargo, su hermano Bibiano, el más cercano en afectos, compañero suyo en Santafé, la llamaba Policarpa; también la llamaba Policarpa doña Andrea Ricaurte de Lozano, en cuya casa vivió y en cuya compañía se hallaba en el momento de ser reducida a prisión; Policarpa la llamó Ambrosio Almeyda, quien conspiró con ella y recibió su protección; en su falso pasaporte, expedido en 1817, se le denominó Gregoria Apolinaria; contemporáneos suyos, como el mismo Almeyda, José María Caballero, José Hilario López ó Francisco Mariano Fernández, la llamaron simplemente la Pola. No obstante, el nombre con el que es más conocida y como posteriormente se le ha denominado en todos los homenajes póstumos, es Policarpa Salavarrieta. Su fecha y lugar de nacimiento también son materia de confusión y debate. La versión más popular dice que ella nació en Guaduas (Cundinamarca) el 26 de enero de 1795.[1] Pero nada de ello se ha podido probar por falta de documentos legales. Rafael Pombo afirmó que ella nació en Mariquita y José Caicedo Rojas lo confirmó en Bogotá. En un esfuerzo por reconciliar las diferentes versiones en los libros de historia, la Academia Colombiana de Historia dio su fallo final a favor de la población de Guaduas.[2]

Aprendió a leer y escribir, lo cual era poco común para una mujer entonces. Después de la muerte de sus padres vivió en Tena durante una epidemia de viruela. Viajó a Santafé de Bogotá, donde trabajó como costurera asalariada para María Matea Zaldía. Se hizo entonces partidaria de la causa patriota y tras la ocupación española de la ciudad el 16 de mayo de 1816, se vinculó con el movimiento clandestino de los hermanos Vicente y Ambrosio Almeyda. Organizaron a jóvenes que habían sido reclutados a la fuerza por las tropas realistas, para desertar del ejército español y conformar guerrillas patriotas que actuaba en Cundinamarca (Chocontá, Suesca, Tenjo y Nemocón).

Policarpa fue entonces a Guaduas, algunos dicen que fue maestra, sin embargo para la época era poco probable que una mujer ejerciera esa labor a menos que fuera religiosa. Allí cumplía tareas del movimiento clandestino. Vivía un intenso romance con el también patriota Alejo Sabaraín, a quien había conocido en la clandestinidad. Provista de pasaportes falsos, ella y su hermano llegaron a Santafé asediada por el terror realista. Aparentemente era empleada del servicio doméstico de Andrea Ricaurte Lozano, pero en realidad la casa era el centro de la subversión patriota. Desde allí Policarpa desplegó una amplia labor de información y contactos para los guerrilleros, cuyo movimiento ya coordinaba las fuerzas de los Almeyda con la de guerrillas de Casanare y Arauca, dirigidas por Manuel Röergas de Serviez, Ramón Nonato Pérez y Francisco de Paula Santander.

Los españoles lograron descubrir la organización clandestina de la ciudad, usando al informante Facundo Tovar. Esto obligó a sus integrantes a huir para vincularse directamente a las guerrillas. Parte de los fugitivos fueron detenidos con un informe escrito por La Pola sobre sus actividades, dirigido al comando guerrillero. Policarpa fue detenida por el sargento Iglesias, quien siguió a su hermano Bibiano hasta su escondite. Posteriormente fue apresada en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, juzgada en consejo de guerra el 10 de noviembre de 1817 y fusilada el 14 de noviembre en la Plaza Mayor de Santafé de Bogotá, al lado de su novio, Alejo Sabaraín y otros seis patriotas. Sus restos se encuentran en el panteón de los héroes de la independencia en la Iglesia de la Veracruz en Bogotá.[1]

El gobierno español concentró entonces una ofensiva contra las guerrillas de Cundinamarca que tuvieron que replegarse a Casanare, donde continuaron la lucha hasta unirse con las tropas de Simón Bolívar en 1819.

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